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Los ingresos son todo el dinero que entra a tu economía. Pueden tener distintas fuentes y no se limitan solo al salario.
Tipos principales de ingresos:
Ingresos fijos
Son los que se reciben regularmente como el sueldo, la jubilación o un pago mensual. Brindan estabilidad y permiten planificar.
Ingresos variables
Cambian mes a mes. Pueden provenir de comisiones, ventas, trabajos temporales, propinas o actividades independientes.
Ingresos pasivos
Llegan sin necesitar de una actividad directa continua, pueden ser los intereses de una inversión o también alquileres.
Claves para gestionarlos:
Registrar todas las fuentes de ingreso, incluso las pequeñas.
Diferenciar entre ingresos estables y eventuales.
No basar el consumo en ingresos que no son seguros.
Los gastos son las salidas de dinero, es decir, todo lo que destinás para cubrir tus necesidades o deseos. Entenderlos es vital para evitar el sobreendeudamiento y mantener la estabilidad económica.
Tipos principales de gastos:
Gastos fijos
Son regulares y difíciles de modificar a corto plazo (alquiler, servicios, seguros, transporte).
Gastos variables
Varían según el consumo o el momento (comida, ocio, compras personales).
Gastos prescindibles
No son necesarios, pero aportan bienestar o placer (salidas, ropa extra, tecnología, vacaciones).
Gastos hormiga
Son pequeños consumos cotidianos que, aunque parecen inofensivos, suman mucho a fin de mes (cafés, delivery, apps).
Claves para gestionarlos:
Registrar y clasificar cada gasto.
Identificar los que pueden reducirse sin afectar la calidad de vida.
Priorizar los esenciales y planificar los discrecionales.
El balance financiero se da cuando los ingresos superan a los gastos.
Si ocurre lo contrario, se genera déficit, y es ahí donde muchas personas recurren a pedir un crédito para compensar, algo que no es malo, si se hace con planificación y organización.
La fórmula básica es simple, pero poderosa:
Ingresos – Gastos = Ahorro o Déficit
El objetivo es mantener ese resultado en positivo, generando margen para ahorrar, invertir o consumir con inteligencia.
Puede parecer aburrido, pero cuando entendes tu plata, podes: